La rentabilidad de la inversión inmobiliaria: el sector no residencial

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El sector inmobiliario no residencial continuará mostrando un buen comportamiento después de una 2016 muy positivo en términos de inversión, rentas y precios. En lo que va de año, la inversión inmobiliaria en activos no residenciales en España alcanzó una cifra de 8.757 millones de euros.

Este sector continúa siendo un foco de interés y así lo han demostrado las cifras de inversión obtenidas en el primer trimestre del año, derivadas de las mejoras de las rentas en todos los activos: oficinas, retail, hotelero y logístico.

El sector retail fue el más destacado del periodo enero a marzo concentrando el 42,2% de las inversiones, recuperando el protagonismo que había cedido al sector de oficinas en los últimos meses.

El mercado de oficinas, aunque el nivel de contratación descendió, acaparó el 24,7%. Se prevé que la trayectoria de este mercado será ascendente al menos hasta 2018, ya que las rentas son todavía muy inferiores al máximo previo a la crisis. Por su parte, el mercado hotelero representó el 22,2% total del mercado.

El sector industrial y logístico está viviendo un gran momento. Durante el primer trimestre de 2017, las inversiones superaron el 10,6% restante, casi el doble de lo recibido en el mismo periodo del año anterior.

Todo esto se debe a la caída del precio del suelo y a la aparición de nuevos “players”, como son los fondos inmobiliarios nacionales e internacionales, y las family offices o Socimis. Además, del crecimiento de la actividad económica en España y la demanda de nuevas instalaciones por parte de empresas de e-commerce como Amazon, las cuales seguirán impulsando el segmento logístico.

Aparte  de estos activos, las residencias de estudiantes, los centros sanitarios y de ocio son activos cada vez más comunes en las carteras de los fondos e inversores y se confirman como productos alternativos que diversifican la inversión para conseguir más rentabilidad.

La inversión extranjera en este sector ha tenido un papel relevante, principalmente en el sector retail y hotelero. Aun así, en 2017 será difícil repetir las cifras en inversión no residencial de 2015 y 2016.

Las ciudades españolas, como Madrid o Barcelona, cuentan con bienes inmobiliarios muy atractivos para las inversiones. El problema radica en que existen pocos activos para la gran cantidad de inversores nacionales e internacionales interesados en ellos, lo que genera que los precios de los alquileres o compras suba y la rentabilidad de los activos sea menor.

La escasez de producto en las localizaciones deseadas, sobre todo para oficinas y retail Hight Street, motiva a los inversores a estudiar nuevas oportunidades de inversiones en ciudades secundarias como Málaga, Bilbao, Valencia Sevilla y Alicante.