La victoria del ‘sí’ en el referéndum que da salida al Reino Unido de la Unión Europea, y la puesta en marcha del Brexit el pasado 29 de marzo ha empezado a hacer mella en el mercado inmobiliario español, dado el enorme peso que tiene la demanda británica, especialmente en la costa.
En 2015, lo compradores de viviendas extranjeros representaron el 20% de las transacciones frente al 80% de los nacionales. Los ciudadanos británicos son los extranjeros que más invierten en la compra de vivienda en España. En el cuarto trimestre de 2016, los británicos se mantuvieron como el colectivo internacional que más viviendas adquirió en el país. Estos alcanzaron el 21% en la compra de inmuebles, con respecto al total de extranjeros.
Sin embargo, desde la implantación del Brexit, las transacciones desde el Reino Unido en los últimos tres meses han ido en picado. esta situación ha provocado la devaluación de la libra, mermando como consecuencia la capacidad adquisitiva de esta población. A esto se suma la incertidumbre sobre el estatus que tendrán los británicos en otros países europeos después del Brexit.
La mayor repercusión de esta situación tendrá lugar los inmuebles junto al mar, sobre todo en la Costa del Sol, pero también la Costa Blanca.
No obstante, el Brexit puede tener algún efecto positivo en el sector inmobiliario español. Varios negocios pueden desplazarse a grandes ciudades españolas, como Madrid y Barcelona, por la necesidad de seguir teniendo una filiar en la UE. Esta acción aumentaría la compra y el alquiler de oficinas o locales comerciales en estas zonas.
Además, en los últimos años, se ha diversificado la nacionalidad de los compradores. A pesar de este pequeño bache, zonas costeras como Girona, Málaga, Alicante y Valencia, siguen siendo los principales destinos de compras por parte de este nuevo público.