Las oficinas inteligentes, además de ser espacios sostenibles que brindan facilidades de última generación, ayudan a los empleados a conseguir un rendimiento óptimo, y crean un ambiente de confort sin límites.
Hace un par de años que la tendencia hacia la digitalización alcanzó al diseño, la configuración y al propio mobiliario de oficinas, pero lo cierto es que su imparable avance, tanto para medianas como grandes empresas, no deja de sorprender.
Lejos de ser una imagen futurista, muchos estudios afirman que las oficinas inteligentes hacen más atractivo el espacio de trabajo y, por tanto, ayuda a los empleados a desarrollar su actividad mucho mejor.
La rentabilidad de las oficinas inteligentes
Cada vez más negocios invierten en crear espacios donde la tecnología juega un papel clave en el diseño y el mobiliario. Sillones que guardan conversaciones, que se aparcan solos, pizarras que se encienden automáticamente, paneles solares… ¿Qué son en realidad las oficinas inteligentes?
Se consideran oficinas inteligentes aquellas que integran la última tecnología en el diseño de sus elementos y mobiliario. Se incluyen desde aquellas que integran la comunicación a distancia (mediante videoconferencias) hasta las que pueden programar la intensidad de la luz, la temperatura del aire acondicionado/calefacción, la altura de las cortinas, lo que se está proyectando en las pantallas, etc, desde un único dispositivo, como por ejemplo, desde una tablet.
Así, las oficinas inteligentes como lugar aséptico y de sofisticado diseño fomentan el trabajo colaborativo, la motivación del empleado y mejoran, por tanto, la productividad centralizando las funciones con mayor eficiencia.
Además, las oficinas inteligentes contribuyen a mejorar la imagen de marca, sobre todo en las empresas pertenecientes al sector de eficiencia energética, quienes deben ser unos acérrimos defensores de invertir en edificios pensados para las personas y la sostenibilidad del planeta. Es decir, todo aquel invitado a reunirse en determinado lugar de trabajo de una empresa podrá percibir rápidamente el nivel de sofisticación de dicha empresa y, lo que es más importante, cómo está de preparada para el mundo digital, de manera que, más allá de incrementar el branding, una oficina inteligente podrá facilitar los negocios y ofrecer un ambiente de mayor bienestar.
Hasta dónde pueden llegar las oficinas inteligentes
Como máxima referencia entre las oficinas inteligentes encontramos el edificio ubicado en Amsterdam The Edge, considerado un icono de la construcción sostenible y edificio de oficinas más inteligente del mundo. Además de ser un ejemplo para reducir el consumo de energía en los lugares de trabajo, el empleo de tecnologías plantea incluso un nuevo modo de concebir las funciones de cada trabajador.
Este edificio ofrece la posibilidad de que cada uno trabaje donde quiera, en cualquier momento, mediante una aplicación que conecta a sus usuarios con el centro de trabajo para asignarle un puesto de trabajo, sus tareas y tomar nota de sus preferencias, como el café qué le gusta.
Otro ejemplo podemos encontrarlo en Nissan con el reciente lanzamiento de las sillas para oficinas. Estas presentan un sistema de aparcamiento inteligente y se activan con una palmada para que vuelvan a su lugar original gracias a su conexión vía wifi.